Frase del Mes

"Recordatorio por Gabriel Garavito,
D.E.P. 23-10-2009;
Espéranos dónde te encuentres..."

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Día 10 - Ó ¿por fin encontré amigos?

Ya sé que llevo varios días sin escribir, pero las circunstancias no me lo han permitido (es la cosa de que un hospital te de el alta y tu familia no se acuerde de que tiene que recogerte...).

Bueno, el tema es que, al pasar varios días en el hospital, no estuve en el colegio (obvio, ¿verdad?) y por ello la junta directiva decidió expulsarme por falta de asistencia reiterada (se ve que mi madre se olvidó de dar el justificante médico...). Aún así también tiene huevos [perdonad la expresión] que la primera vez que el colegio se acuerda de que existo sea cuando tiene que expulsarme...

A mi familia la verdad que no le importo el hecho en absoluto: mi padre hace tres días que no se le ve el pelo (seguramente estará en algún viaje de negocios complaciendo a las encargadas de relaciones exteriores por París, Londres o Berlín); mi madre hace tiempo que me dio por caso perdido, aproximadamente desde los seis años; mi hermana me ha estado recordando lo mal que me va en mis aventuras pasionales, no he tenido ninguna y mi hermano se empeña en decir que lo que yo padezco es psicológico y que si pienso en positivo todo desaparecerá... ¡Y una mierda! Así que dejando de lado todo el afecto que mi familia exhalaba, decidí dar una vuelta por mi barrio.

Mi barrio se puede resumir en cuatro palabras: borrachos, drogadictos, marginados y prostitutas. Mientras observaba las maravillosas callejuelas sucias, las señales caidas, algún que otro "graffiti" que merecía la pena y, en general, lo característico del paisaje municipal, vi a una chica, de unos quince años, acercarse junto a un chaval de más o menos mi edad. Me preguntaron que si podía ayudarles a comprar alcohol en la licorería de la esquina (una alegría, parezco mayor de lo que soy). Yo accedí, la verdad es que creyendo que la pandilla me daría una paliza si no lo intentaba, pero el caso es que lo hice. Asombrosamente conseguí las dos botellas de Cacique y una de Martini que me habían pedido y sin que los dos únicos policias del municipio se presentasen (como buen seguidor de la ley de Murphy, tenía que estar preparado para todo). Finalmentela chica y el chaval me lo agradecieron y me ofrecieron el unirme a la fiesta. Asentí encantado y, después de una noche de botellón, el chaval y yo nos intercambiamos nuestros respectivos números de teléfono.

Al llegar a casa, y después de saludar al extraño que estaba esa noche con mi madre y que había ido por algo de comer a la nevera, y de escuchar algo parecido a gemidos en la habitación de mi hermana, me fui a mi habitación. Revisé mi cartera... 36€ menos. En ese punto me puse a reflexionar. Puede que mi saldo al terminar la jornada fuera de menos 36€, pero al menos había encontrado mis primeros "amigos"... Y me quedaban dos semanas de expulsión de colegio, dos semanas de pura diversión...

martes, 18 de noviembre de 2008

Reflexiones Higiénicas - ¿Existe o no existe Dios?


A veces, cuando mis "amables compañeros" estan de malhumor, siempre estoy dispuesto para lo que ellos denominan "charla terapéutica en el baño". Estas charlas consisten, esencialmente, en tenerme los 20 minutos del recreo con la cabeza dentro del váter mientras ellos tiran una y otra vez de la cadena. Esos son los momentos que yo utilizo para reflexionar sobre temas polémicos y trascendentales (se ve que el agua fluyendo en espiral estimula de forma inusitada mi cerebro).

La última reflexión que hice fue hace dos días, cuando, después de que un alumno perdiera "inexplicablente" su posibilidad de entrar en la Universidad Complutense (imposible con su asombrosa media de 3... [hágase notar el sarcasmo]), decidió tener una "charla terapéutica" conmigo. Ese día yo venía de haber visto, en mi gran televisión de 10 pulgadas, el programa "Cuarto Milenio" ,con su excepcional presentador Iker Jiménez, la noche anterior donde grandes "expertos" habían debatido la veracidad de la existencia de Dios, así que en eso pensé durante la inmersión.

¿Existe Dios, el ser omnipotente, omnipresente e infinito, creador de todo y recipiente de toda la sabiduría? La verdad es que no lo se. Si existe Dios y lo puede todo, siguiendo a Epicuro, a mi es indudable que no me quiere. Si no existe, significaría que todo lo que me ocurre es o por casualidad (que ya demasiadas casualidades serían) o por propia elección, consciente o inconsciente (que lo dudo bastante ya que yo, incluso inconscientemente, no elegiría tantas desgracias; soy un fracasado, no un idiota). Por eso he decidido pensar que tiene que existir algo, llámalo Dios, Budha, Zeus, Destino, llámalo como quieras, pero ahí arriba hay alguien a quien no le caigo bien.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Día 2 - Ó cómo llegar a casa sin un duro y lleno de mierda (literalmente)

Seguramente habréis oido hablar de las bandas callejeras, o de ciertos tipos que te atracan por la calle si vas solo, pero también seguro que, la gran mayoría, no lo habréis experimentado nunca. Por desgracia para mi, ser un fracasado significa estar la mayor parte del tiempo solo (en mi caso, todo el tiempo), así que soy una buena presa.Ahora os pasaré a relatar mi "divertida" aventura:

Como siempre y tras perder el autobus escolar y gastarme los 24'37 € diarios en el taxi, conseguí llegar a clase, y sí, llegué tarde. El caso es que despues de otro aburrido día de clase y todavía con la aguda vocecita de la enana sabelotodo (todavía me duele la cabeza... que voz más estridente...) rebotándome en las sienes, decidí volver a casa andando para no gastar más dinero inútilmente. En sí eran sólo 2 Km de supuesta pacífica travesía pero, como no, si sólo existieran dos atracadores en todo el mundo, seguro que me atracarían a mí... Y como debía ser sucedió. Estaba yo andando tan tranquilamente por la calle cuando, al llegar a un cruce, un hombre me agarró de la gargante y e empujó al callejón que había en la intersección. Después de sacudirme de lo lindo (llegué a contar 53 puñetazos y 2 patadas en la entrepierna) y de quitarme los 30 € de la cartera, mi reloj Casio de plástico y mis zapatillas Adriddas (el mercadillo es lo que tiene) me dejaron caer "accidentalmente" en un pequeño charco de barro en el que anteriormente habían defecado varios perros, o al menos eso parecía por el olor. Lo más irónico de todo es que despúes de estar tumbado en el suelo durante, aproximadamente, 10 minutos sin poderme mover, me calló en la cara un pañuelo de color azul de los tendederos del callejón. Justo entoces llegó la ayuda.

"Azul"... Cada vez estoy más obsesionado con la palabreja...

Por supuesto, sólo mi hermana menor fue a visitarme al hospital (llevándose los 20 € que guardaba en un bolsillo interior de la chaqueta). Al menos tengo una excusa para no ir mañana ni pasado al instituto...

domingo, 16 de noviembre de 2008

Día 1- Ó cómo es la vida de un fracasado

¿Sabéis lo que es sufrir el desprecio de la gente? Por fortuna o por desgracia (ya no se que pensar) yo lo siento todos los días en mi propia piel. Hace tiempo que desistí en lo que a mis aspiraciones sociales se refiere. Tengo 16 años y lo mas parecido a la amistad que he vivido es el lametazo de mi perro (que por cierto tenia la rabia,y vaya semanita que pase en el hospital...) cuando se me cayó un trozo de carne de la cena en la cara...

Ir al instituto cada mañana es lo mismo. Siempre pierdo el autobus escolar (aunque llegue a tiempo, pues el conductor cierra la puerta en mis narices y reanuda la marcha dejándome solo en la parada) teniéndome que gastar 24'37 euros todos los días para llegar al instituto en taxi, todo para descubrir que entraré tarde a clase, como siempre, donde mis 27 compañeros y el profesor de turno me despreciaran, como siempre, y donde me sentaré al lado de la misma persona, que ,le pregunte lo que le pregunte, simpre me responderá lo mismo: "Azul". Al menos éste es el único que se digna a responderme.

Al llegar a casa después de una jornada escolar, en la que me habrán entregado al menos un suspenso y en la que habré recibido al menos dos collejas, me encontraré en la misma monotona situación: mi madre en su habitación con algún desconocido ganándose un sobresueldo para sus caprichos; mi hermana pequeñ a, de 12 años, preguntándole a mi hermano mayor, de 19 y estudiante de psicología, alguna cosa acerca de sus "irrefrenables impulsos sexuales" y si el "gran" Freud puede aclararle sus dudas; y , comoes ya costumbre, los, aproximadamente, 10 mensajes de mi padre en el contestador inventándose alguna excusa barata para no estar en la cena y gastarse su sueldo en clubes nocturnos. Por supuesto, y si cabía alguna duda, ninguno de ellos me dirije la palabra (exceptuando las excusas de mi hermanita cuando la pillo robando en mi cartera, algo bastante común).

Sigo obsesionado con la dichosa palabrita: "Azul", creo que en ella se resume toda mi vida. Espero que mañana sea otro día y que no se cumpla la misma rutina que me ha estado atormentado durante estos últimos 16 años.