Frase del Mes

"Recordatorio por Gabriel Garavito,
D.E.P. 23-10-2009;
Espéranos dónde te encuentres..."

miércoles, 18 de febrero de 2009

Mierda - Ignacio Gago

Un olor muy fuerte a mierda me había despertado. Desde el suelo se veía el techo, pero tuve que volver a cerrar los ojos, una luz intensa me había cegado. Me incorporé y miré al suelo para no cegarme al abrir los ojos. Esperé unos segundos a que mis ojos se acostumbraran y, entonces, intenté distinguir de dónde venía ese olor a mierda. No fue muy difícil hallarlo, había mierda en todas partes


Estaba en una caverna o algo parecido. Unas luces que se extendían a lo largo de ella sin final iluminaban el sitio. La luz era lo único que daba algo de calidez al lugar, pero era curioso que ésta me permitiera ver toda la mierda que había. Me pregunté dónde coño estaba y por qué. No parecía haber respuesta a esa pregunta, pero, al frente, la mierda se dividía en dos: hacia izquierda y derecha y dejaba un pequeño pasillo central, parecía una invitación a seguir adelante.


No había mucho que pensar, así que empecé a avanzar. Avancé durante unos minutos, acompañado por mi nueva amiga, que no quería abandonarme. El pasadizo se había estrechado mínimamente y parecía que la luz era más intensa en lo que distinguía como el final de la gruta. Caminaba esperando escapar, buscando esa luz cegadora al final del túnel, que no llegaba. Lo único que podía salvarme era seguir. Era frustrante, me intentaba salvar pero lo único que hacía era meterme más en la mierda. La proximidad de la mierda aumentaba la sensación de nausea. La estrechez de esta zona hacía que el aire estuviese más estancado. Era asqueroso. Sentí angustia. No podía soportarlo. Caí al suelo, vomité. Ya sabía dónde estaba. Corrí deshaciendo mis pasos. El olor me nublaba. De unos golpes me rompí la nariz, no quería oler la mierda, era más agradable la sangre. Me tumbé, no quería ver mierda, prefería ver la luz de las bombillas…


Sabía dónde estaba. Estaba donde siempre. Era la vida: todo lleno de mierda y dolor, pero con algunas luces.

lunes, 16 de febrero de 2009

Oda a la Esponja - con Jesús "Nuevo" Fernández

Cuando, al despertarme, me encuentro contigo, me haces sentir fresco. Y cuando por las noche te veo me renuevas y me relajas.

Me encanta sentirte cerca, rozándome, descubriendo cada recoveco, cada sitio, todos mis secretos: me investigas, me recorres, siempre por donde yo quiero que lo hagas, siempre cómo yo quiero que lo hagas…eres mi esclava… me gusta y lo disfruto.

A veces lo haces suave, despacio, permitiendo que lo sienta, haciendo que todo se vaya, que solo piense en este momento…otras veces lo haces fuerte, salvaje, excitante, inolvidable… Y, aunque fría te sea más fácil, te prefiero bien caliente…

Te agarro entera, siento tus curvas, te acerco a mi lentamente, como cuando la primera vez, pero contigo nunca se pierde la magia, cada día es una nueva experiencia...

Por todo este tiempo juntos... Todo este tiempo conociéndonos, disfrutándonos… esto va para ti, mi fiel compañera…

viernes, 13 de febrero de 2009

Experiencia Estética


Pensar que hoy es el día de mi cumpleaños y, aunque suene a tópico, lo estoy celebrando en la intimidad, sólo con el acompañamiento de esta estúpida cinta de música celta y disfrutando de tu compañía.

Pensar que para lo que a todos es un día de felicidad y de reencuentro, un día en el que sabes que eres más viejo, pero más sabio; el día, que aunque parezca tan banal e insustancial como cualquier otro, sabes que eres el único protagonista (o al menos eso deseas y anhelas), que eres el único que importa… Aunque en el fondo sabes que eso no es del todo cierto….

Recibes regalos, abrazos, muestras de cariño (ya sean falsas o realmente sentidas) que aceptas de buen grado pues, en definitiva, te sientes querido y por ello tu autoestima sube, tu orgullo ha triunfado, tu necesidad capitalista se cree satisfecha… te sientes feliz.

Y sin embargo yo, tumbado en esta cama estéril, lo único que he pedido por mi cumpleaños es que pongan la puta cinta celta, tan repetitiva y monódica, y que tanto me gusta, y que me dejen un rato sólo, contigo.

Créeme, no intento reprocharte tu actitud, con la edad aprenderás que lo importante no es sentirse feliz, y yo no puedo explicártelo, debes aprenderlo. Sin embargo, he de confesarte que, ahora mismo, contigo y esa repetitiva canción celta, no me siento feliz… Soy feliz.